lunes, 8 de septiembre de 2014

TRES VOCES DE LA POESIA MODERNA

TRES VOCES DE LA POESÍA MODERNA
Rainer Maria Rilke (Elegías del Duino), Thomas Stearn Eliot (La tierra baldía)

y Paul Celan (Amapola y memoria)

 Por: Saúl Gómez Mantilla


Uno de los rasgos principales de la poesía moderna es su oscuridad, la sensación de extrañeza del lector al encontrarse con poemas que tienen poca relación entre su forma y su contenido. Pero es a la vez esta extrañeza, la que hace que los lectores regresen constantemente a los poemas. Lo que se denomina poesía moderna, y que tiene su origen en Charles Baudelaire, tiene sus rasgos de continuidad; algunos aspectos característicos de ésta poesía han pasado de una tradición a otra, han sido retomados y ampliados por otros poetas, tomando los elementos que necesitan para desarrollar su obra, dependiendo del momento histórico en que se encuentren. Aunque para Marcel Raymond, los inicios de la poesía moderna pueden rastrearse desde algunas posturas de poetas románticos franceses, alemanes e ingleses. Según Raymond buscar los orígenes de la poesía actual nos puede remitir al pre-romanticismo europeo y más exactamente a poetas como Novalis, Blake, Shelley, entre otros[1].

La poesía moderna no está escrita para ser memorizada, ni recitada, ya que se presenta cierta dificultad para seguir el contenido de un poema, ya no se narran historias, ni se relatan aventuras, tampoco se centran en el yo del poeta. La poesía actual deslumbra por su belleza, por la musicalidad de las palabras aunque no se tenga certeza de lo que el poema dice.  Hugo Friederich en su libro La estructura de la lírica moderna define la ininteligibilidad del poema como disonancia, y agrega que esta disonancia se presenta en otros aspectos del poema como en: “ciertos rasgos de origen arcaico, místico y ocultista (que) se dan en contraste con un agudo intelectualismo, ciertas formas muy sencillas de expresión concurren con la complicación de lo expresado”[2]. Esta extrañeza no se presenta porque el poema moderno no hable de cosas cercanas y cotidianas, lo que hace es deformarlas y expresarlas de un modo extraño, otras veces lo que sucede es que dada la cercanía  y el detalle con que las aborda, las cosas parecieran deformadas y expresadas de forma extraña.

Tres representantes de esta poesía son: Rainer Maria Rilke, Thomas Stearn Eliot  y  Paul Celan. Tres poetas europeos[3] del siglo veinte, herederos de la tradición iniciada por Baudelaire y continuada por Mallárme y Valéry.  Si bien tienen rasgos en común, como el de evitar la familiaridad comunicativa del poema, también hay en ellos rasgos que los distinguen entre sí, como el tratar o no temas históricos o evitar la presencia en el poema de un yo poético que se relaciona con el poeta. Para tratar de mostrar estos aspectos se tomará un tema común en la poesía, como es la muerte, pero tratado con las formas y las preocupaciones de los poetas modernos. 



Al acercarnos a las Elegías de Duino de Rilke, el desconcierto es considerable, ya que las elegías nos llevan al mundo frenético dentro del poeta, del mismo modo que fueron compuestos los poemas, como si el poeta fuese poseído, así se acerca el lector a estos poemas. Las elegías le llegaron a Rilke en desbandada, como dictadas, según afirmaciones del propio Rilke, le había sido dado, y diez años después las termina con la misma fuerza con que iniciaron. Las Elegías de Duino cuentan con un rasgo fundamental de la lírica moderna y es interrogar en el poema sobre la poesía, hacer de la poesía su propia materia, que el poema interrogue sobre sí mismo, lo que se acerca a lo que Valéry llamó poesía pura, que es aquella despojada de todo sentido anecdótico, político, independiente del sujeto que la escribe.  Las Elegías de Duino son toda una construcción, un trabajo con el lenguaje, el poema es considerado como una cosa, como un artificio del lenguaje.  Tal vez por ello su oscuridad y el desconcierto del lector al leerlo.  La muerte en las elegías está directamente ligada con la vida, por eso: “Florecer y marchitar es algo que simultáneamente conocemos”[4], ya que los ángeles ―protagonistas de los poemas―­ no distinguen entre el reino de los muertos y el de los vivos. Los ángeles son terribles por su belleza y es tal que: “suponiendo que un ángel me tomase contra su corazón: me extinguiría ante su existencia más fuerte”[5]. La muerte en Rilke es lírica, es presentada de una forma bella, aunque: “el estar muerto es penoso y está lleno de recuperación, para que gradualmente se sienta un poco de eternidad”[6], porque para el narrador albergar la muerte de una manera dulce es un hecho indescriptible.

Para Eliot, en su libro La tierra baldía, y más específicamente en su poema El entierro de los muertos, la muerte hace parte de la tierra, porque ésta se encuentra estéril, el poema inicia:
  Abril es el mes más cruel, criando / lilas de la tierra muerta, mezclando / memoria y deseo, removiendo / turbias raíces con la lluvia de primavera”[7].  La muerte se extiende a la naturaleza y es la desolación la que se le presenta al hombre el árbol muerto no cobija, el grillo no consuela / y de la piedra seca no mana agua[8].  Además la muerte aparece implícita en otros fragmentos del poema, como en las cartas de Mademe Sosostris, y se presenta a lo largo del libro, como en el poema Muerte por Agua. La muerte llega a otros espacios, como la ciudad, sus ríos, una multitud fluía por el puente de Londres, tantos, / que no creí que ha tantos arrebatase la muerte[9]. El poema termina con una imagen desconcertante, rasgo característico de esta poesía que buscar desdoblar la realidad: “Ese cadáver que plantaste el año pasado en tu jardín, / ¿ha empezado a retoñar? ¿Florecerá este año?”[10].  Eliot hace referencias directas a lugares reales y personajes de la literatura, los toma para dar mayor fragmentación al poema, para que las voces que atraviesan el poema se mezclen sin que estos pierdan unidad, ya que el hecho de que se penetren unos con otros evita que se disperse el poema.

Por su parte Paul Celan, se acerca a la muerte como un hecho vivencial, en palabras de Gutiérrez Girardot, “su poesía está sostenida por su sufrimiento de tal modo que cabe decir que en él vida y poesía constituyen una unidad absoluta”[11]. Esta unión de vida y poesía no se da como pretendían los surrealistas al intentar hacer de la vida un hecho poético, sino que Celan por sus historia personal y por los hechos históricos que vivió, trata de sacar sus demonios por medio de la palabra:  “Quizá lo nuevo en los poemas que hoy se escriben es precisamente esto: ¿aquí se intenta de la manera más clara mantener tales datos en la memoria?[12]. La muerte en Paul Celan hace referencia a hechos reales, como en el poema Álamo temblón, que hace habla de la muerte de su madre o en Fuga de la muerte, en el que la muerte es el motivo que atraviesa el poema: cavamos una fosa en los aires no se yace allí estrecho... la muerte es un Maestro Alemán su ojo es azul / él te alcanza con bala de plomo su blanco eres tú[13].  Celan trata de hacer memoria a través de sus poemas, aspecto que lo distingue de Rilke y de Eliot, ya que para ellos la poesía no intenta comunicar hechos determinados, se alejan directamente de su aspecto comunicativo, esto no quiere decir que Celan trate de educar o de mostrar determinados hechos en su especificidad, Celan toma los hechos y los expresa poéticamente, hace memoria del sufrimiento de su pueblo, de toda la tragedia que significo el holocausto, pero no tratando de denunciarlo, toma esos hechos y los poetiza y tal vez por su cercanía es que ellos se nos presentan oscuros. 



Según Friedrich, la crítica clásica le atribuye a la poesía moderna valores negativos, pero que no fueron utilizados despectivamente, tales como: “desorientación, disolución de lo corriente, sacrificio del orden, incoherencia, fragmentarismo, reversibilidad, estilo en series, poesía despoetizada...”[14], algunas de estas características se aprecian fácilmente en Rilke, Eliot y Celan, como el fragmentarismo, la incoherencia o la poesía despoetizada; si miramos a estos autores con los ojos de la poesía anterior, nos resultaría su obra completamente extraña y ajena a nosotros. Pero lo importante de ella es que responde a las búsquedas y a las intenciones de toda una época. Además de exigirle al lector el conocimiento de su tradición literaria y de su historia. Para acercarse a un poema moderno, se necesita ser un lector avezado e inquieto, tener el conocimiento para enfrentarse a las formas de la poesía moderna. A este aspecto específicamente se refiere Gutiérrez Girardot al pensar en el lector de la obra de Paul Celan: “el lector de la poesía de Celan no ha de ser un lector ajeno a la historia, interesado solo en los procedimientos, en los tropos y metáforas, en poesías para estetólogos y anglolinguistas, sino que ha de poder percibir que todo poema tiene inscrito su ‘20 de enero[15]’.

Otro rasgo moderno es la aparición de la literatura dentro de la literatura, es un aspecto que se presenta en estos tres poetas, principalmente de la Biblia y de la literatura clásica, como elementos que ayudan a la unidad del poema. En Rilke hacen parte de las Elegías del Duino algunas leyendas de la Iliada y personajes bíblicos como Sansón. Caso similar ocurre en La tierra baldía de Eliot, pero manejados de una forma distinta, ya que en Rilke, estos personajes no tienen voz, simplemente se narran sus acciones para articular ciertos pasajes del poema. En Eliot están presentes las voces de Tiresias, Filomena y su hermana Progne convertidas en aves,  Phlebas el fenicio, entre otros, que se mezclan entre sí, para crear un alejamiento entre el yo del poeta y el poema mismo. Eliot toma estas situaciones para expresar ciertos sentimientos sin nombrarlos, a través de lo que él llamo el correlativo objetivo.  Por su parte Celan es más íntimo en el uso de esos personajes, porque lo hace para reflejar la tragedia, de esta forma son nombrados Jasón, Margarete, o Sulamit. También Celan nombra a seres reales, como el caso de su madre, esto lo hace para hacer memoria, ya que la madre del poeta aparece en muchos de sus poemas: estrella redonda, tú enroscas la cola dorada. / el corazón de mi madre fue herido con plomo[16], o El alma de tu madre ayuda a capear la noche, escollo a escollo.

El uso de la literatura dentro de la literatura, de las voces, la forma en que son presentados los temas, la anormalidad sintáctica y la fragmentación hacen que estos poemas se vean como un trabajo estético, más que como una expresión del yo del poeta.  Aunque reflejen una profunda angustia han pasado por el filtro del trabajo sobre el lenguaje. Los poetas modernos, en palabras de Friederich, tienen como propósito manifiesto: “no escribir para la eternidad, sino a lo sumo para un futuro desconocido, frente al cual su obra sólo pretende ser un experimento momentáneo, aunque para parecer futuro rompa con el pasado, incluso el más reciente”[17].


Notas

[1] Raymond Marcel, De Baudelaire al surrealismo. Fondo de cultura económica. México. 2002. pg. 9-10.
[2] Friedrich Hugo, La estructura de la lírica moderna. Seix Barral. Barcelona. 1974. Pg. 22.
[3] Al respecto, T. S. Eliot, a pesar de ser norteamericano se inscribe en la tradición europea y se afirma en ella.
[4] Rilke, Rainer Maria.  Elegías de Duino, Sonetos a Orfeo.  Torres Agüero Editor. Buenos Aires. Pg. 47.
[5] Ibid. Pg. 31.
[6] Ibid. Pg. 51.
[7] Eliot. T. S. Antología poética.  Editorial Tiempo Presente. Bogotá. 1988. Pg.  58.
[8] Ibid. Pg. 58.
[9] Ibid. Pg. 60.
[10] Ibid. Pg. 62.
[11] Gutiérrez Girardot, Rafael.  Entre la ilustración y el expresionismo.  Fondo de cultura económica.  Colombia. 2004. Pg. 220.
[12] Ibid. Pg. 226.
[13] Celan Paul.  Obras completas. Editorial Trotta. Madrid. 1999. Pg. 63.
[14] Op. Cit. Friederich Hugo. Pg. 30.
[15] Op. Cit. Gutiérrez Girardot. Pg. 225.  La referencia que hace Celan a un 20 de enero quiere decir que todo poema tienen una referencia histórica determinada. Según Gutiérrez Girardot, Celan se refiere primero a una narración de Georg Büchner que comienza “El 20 de enero Lenz caminaba por la sierra” y la otra referencia es al 20 de enero de 1942, cuando se dio la llamada “Reunión de Wannsee”.
[16] Op. Cit. Celan Paul. Pg. 51.
[17] Op. Cit. Friederich Hugo. Pg. 185.