REFLEXIONES SOBRE LA
POESÍA
Por: Saúl Gómez Mantilla
Los rezagos del muelle - Corina Martínez Silva
1.
La poesía como un sentido.
La lectura de un poema que nos
conmueve pareciese expandir el interior del lector, que abriese brechas,
grietas entre hueso y carne, que extrajera el aire de los pulmones; o como si
fuesen raíces, nuestro cuerpo fuese cubierto por una especie de entramado, que
desde adentro se va expandiendo y como una semilla, crece y se ramifica. Este
hecho, esta sensación puede ser una especie de sentido, así como la vista o el
tacto nos permiten conocer el mundo que nos rodea, la poesía nos permite
explorar y conocer un mundo interior. Puede generar frutos, nos sumerge dentro
de nuestra mente, de nuestro espíritu, de lo que llaman alma, a fronteras donde
el recuerdo y los sueños conviven.
Para otros, la poesía es una especie
de profecía, de sexto sentido, que permite ver más allá, atravesar el universo
físico y tocar aquellas cosas o sensaciones que no podemos ver, que permanecen
ocultas, como visiones de un mundo místico, diría Blake, de una presencia
divina; o como profeta de sí mismo, al estilo de Rimbaud, donde la obra cantará
los días venideros, que se hacen presentes y se hacen realidad a partir de la
poesía.
En este caso, ¿es necesario asumir el
poema? ¿Hacer coincidir vida y poesía? Que las palabras vayan marcando los
sucesos, que sean una premonición, un nuevo oráculo que devele el destino
cifrado por la vida. O que como un sueño trágico, muestre el devenir como algo
oscuro que se atraviesa e impide la felicidad.
Día soleado - Corina Martínez Silva
2.
El poeta es diferente a la poesía.
Si entendemos el poema como una
creación literaria, más allá del producto de una subjetividad, se podría
establecer una distancia entre poema y poeta, ya que la obra literaria busca su
independencia, sobrevivir más allá de la biografía y de su autor. Que el poema
pueda ser leído de manera independiente y pueda ser interpretado sin necesidad
de recurrir a referentes vitales, a experiencias, ya que el lenguaje como ente
vivo, puede crear su propio universo, puede bastarse a sí mismo para dar cuenta
de sí.
La poesía solo necesitaría del
lenguaje para ser, ya que con los años, esos referentes biográficos tienden a
caer en el olvido, se vuelven un recurso de eruditos e investigadores; pero,
para el público no especializado, el poema debe sobrevivir de manera
individual, como un canto anónimo que niega a su autor, que permite que la
experiencia allí concebida pueda tocar al otro, lo pueda conmover para
apropiarse del poema, para hacerlo suyo, como una prenda que lo cubre.
Llegamos a la cima - Corina Martínez Silva
3.
La poesía de la experiencia y la
poesía de la reflexión.
Para algunos la poesía nace de la
vida, de las experiencias diarias y se alimenta de la biografía, de los
recuerdos y se puede establecer un paralelo entre el poeta y su poesía. Es una poesía cargada de paisaje, de la
mirada, de los sentidos, aquí el clima se hace presente y las imágenes van
llevando al lector por un lugar, lo van colmando de esa experiencia. Estos
poemas se valen de la emotividad, de sentir propias algunas vivencias, de
compartir una forma de ver el mundo y de concebirse dentro de él.
Para otros, la poesía es un proceso de
reflexión, el lenguaje es el medio para hacer del pensamiento, por medio de
imágenes, una forma de ser, de habitar el mundo, en este caso no abundan los
recuerdos, los versos transcurren entre interrogantes, en afirmaciones sobre la
existencia, sobre la escritura. Para el lector, estos poemas son un salto al
vacío, un vértigo porque se transita cerca de un abismo de luz. Como ocurre con
Juarroz, en donde muchos de sus poemas carecen de un tiempo y un espacio, se
mueven en medio de la indeterminación, en un lugar donde la experiencia es el
lenguaje, donde las reflexiones son el sustento, su vitalidad, habitan un no
lugar físico, estar cubiertos por la incertidumbre, pero es esa misma indeterminación
lo que genera belleza, lo que permite estar suspendido al igual que el poema.
Es una poesía sin un tiempo, sin un
espacio determinado, que se mueve en visiones, en imágenes fragmentadas, que se
vuelcan sobre sí mismas, se refieren a la poesía misma, a la creación, a esa
génesis desconocida, que buscan lo primigenio, algunas veces son referencias a
experiencias de lectura, de una vivencia espiritual e intelectual.
Ninguna es mejor que la otra, ambas
son una búsqueda; pero, el poeta que las asuma debe estar a la altura del reto,
debe poder dominar los elementos para hacer de ese proceso creador, una ruptura
y un diálogo a la vez con la tradición y consigo mismo.