miércoles, 5 de febrero de 2020

POESÍA REUNIDA de Tirso Vélez


Una Flor Amarilla


         La poesía de Tirso Vélez nos remite a la Colombia de la segunda mitad del siglo XX, de la misma forma que Charles Baudelaire en sus Pequeños poemas en prosa nos permite recorrer Paris a finales del siglo XIX y Federico García Lorca presenta los excesos de la guardia civil española en su Romancero Gitano.  Los versos de Tirso Vélez nos muestran la belleza y el horror que se vive en la zona del Catatumbo  y en cualquier lugar donde la muerte sea el refugio de la ignorancia; la poesía de Tirso Vélez no nos envía únicamente al Norte de Santander, es fácil por medio de ella, pasar por Irak, y los Balcanes, porque como dijo Edgar Allan Poe cuando le insinuaron que sus cuentos eran muy similares a los de Ernst Hoffman, el horror no es de Alemania, es del alma, de la misma forma el ejército de calaveras rotas de Tirso aún sigue pidiéndole a la muerte que se vaya. Es, sin lugar a dudas, el Miguel Hernández de nuestra poesía, sus versos sencillos y musicales, están plagados del paisaje natural y de esa raigambre campesina que acompañó a Tirso en su vida y en su poesía.

      Una de las características fundamentales de la poesía de Tirso Vélez es buscar que las palabras retomen sus significados, que la muerte sea muerte y que los ojos no solo miren, que también besen, huelan, abracen y que el poeta Adán del barro al soplo íntimo del Ser se haga palabra.  De este modo detrás de cada palabra no hay artificio, la sinceridad al crear es absoluta, la mentira ha sido desterrada para que las lágrimas, la soledad y el dolor sean las constantes, al igual que en César Vallejo o Pablo Neruda, la poesía es esa vida que se posa en las palabras.

Saúl Gómez Mantilla





EPITAFIO PARA JOSÉ ANTEQUERA
El que su vida cambió
por un día de lluvia
porque su pueblo moría
de sol.
Alí Primera

Que seas el último
dolor que se nos queda
como un hueso atravesado
en la garganta.

Que seas el último
cóndor luchador
que da sus plumas
para vestir la Patria.

Que seas el último
clarín que irrumpe
y en mil silencios
la noche despedaza.




GIRASOL


Cuando murió Pablo Neruda
los médicos creyeron
que había muerto de infarto
pero al practicarle la autopsia
sacaron su corazón
y era una flor amarilla y grande
como un girasol.
Creyeron entonces
que bien podría haber muerto
de arteriosclerosis
pero al tratar de sacar sus venas
encontraron raíces infinitas
por donde cantaba azul la savia del planeta.
Pensaron también que una amigdalitis
podría haberlo matado
pero al mirar en su garganta
encontraron una larga fila
de vivos y de muertos
que se nutrían de sed
en una fuente de avideces.
No descartaron tampoco un derrame cerebral
entonces abrieron su cráneo
y la sala se llenó de pájaros irreverentes
que rompían los vidrios
y huían por las ventanas
con trinos y aleteos.
Los médicos quedaron convencidos
que a Él
ninguna enfermedad podría tocarlo
fue cuando decidieron examinar
nuevamente y con cuidado
la flor su corazón
y allí encontraron la bala
que días antes
había matado a su amigo
al presidente Salvador Allende.
Luego de reunirse en junta
los médicos
aún sin comprender
dictaminaron que el poeta
había muerto de tristeza. 



POEMAS DE CIEGOS

I

De tus ojos
he visto despeñarse
                     una sonrisa
pero otras veces noté
que me mirabas con tus labios
que ya no sé
                     si tu boca parpadea
o eres un beso eterno
                    que me mira.

II

Desnúdate los ojos virginales
penetraré hasta el fondo
de tu pupila intacta.

III
Presiento sombras
caminando por el techo
gatunos ojos
devorando las estrellas.
Alguien apagó la luz afuera
franqueando el paso de la noche.
Presiento una muchacha
que lejana
me trae bocanadas de luna
entre sus labios
mientras sus ojos
derriten con su brillo
una mujer de sombras
que me abraza.



El pintor es un poeta que
en vez de pluma derrama fuego
con su pincel iridiscente.
Un hipersensible de alma sin coraza.
Equilibrista que se tambalea
Sobre una línea de luz
tras un telón de sombra.
El pintor sacude el infinito
se apodera de códigos cósmicos.
Exprime el arcoíris haciéndolo
desgranar en torrenciales aguaceros
de color.



25.
Para algunos
la guerra
es un campo de fútbol.
Jugar limpio
no importa
importa la victoria.
Los muertos
son los goles macabros
que se le marcan
a la vida.
Otros
como cancerberos
atajamos los disparos.
Casi siempre un juez
con vestimenta negra
nos muestra la tarjeta
roja.