martes, 7 de julio de 2015

OFICIO DE POETA

OFICIO DE POETA
Por: Saúl Gómez Mantilla



Decía Jorge Teillier que lo importante no era escribir buenos o malos versos, sino convertirse en poeta, vivir con valores que sean poéticos, artísticos. En ese sentido, Pedro Cuadro Herrera, hizo de la poesía un camino. Vivió como poeta, rodeado de libros, cometiendo poemas, hablando y transmitiendo el amor por la música alada, por las palabras que embellecen el mundo.   
                              
La poesía como oficio literario, fue un taller que dio Pedro Cuadro Herrera en el año de 1996, en la torre del reloj, con este taller empecé a adentrarme en el mundo del poeta en el siglo XX. Pude asistir a ese taller gracias a uno de los paros que se daban en la U.F.P.S. en ese entonces, estudiante de tecnología electromecánica. Durante esas charlas magistrales se discutió sobre la creación poética, el oficio literario, la búsqueda de una voz que identifique al poeta en el universo de la literatura, y nuestra tradición literaria, desde Silva hasta Cote y Gaitán. Pedro Cuadro nos había hablado de la importancia de la curiosidad como una herramienta para avanzar, para crecer en la literatura, la importancia de las lecturas y de la experimentación con el lenguaje, para lograr esa voz, tan esquiva y necesaria.

De ese taller surgió un grupo de poetas, muy jóvenes e inquietos, que se llamaron Papel, (Pergamino de la Aurora de Poetas y Escritores Libres), en esa nómina estaba Paul Pinzón, Manuel Yesid Duarte y Liliana Varón, entre otros. Con ellos empecé mis andanzas poéticas, los recitales, las publicaciones, los viajes y los encuentros literarios, sobre todo el Encuentro Binacional de Escritores, que anualmente congregaba a poetas del Norte de Santander y del Estado Táchira.                                            

Con los años, el grupo Papel se hizo rebelde y se transformó en los OPNI (Objetivos Poéticos No Identificados). A Pesar del distanciamiento con la Asociación de Escritores de Norte de Santander, ya que las búsquedas estéticas y los avatares de la vida nos alejaban en nuestra idea del ser poeta, siempre recordé ese primer taller como una primera piedra, una llama que fue transmitida y que nunca se apagó.

Oscuros días se avecinan cuando la palabra y el arte son vistos con miedo. Días oscuros se acercan cuando la diferencia y las formas de vida ajenas al burdo comercio, al superfluo intercambio de dinero que ahoga y perturba a la ciudad, son temidas y cegadas.

Al enterarme de su asesinato, muchos recuerdos invaden el día, cómo pueden matar a un hombre amante de la belleza y defensor de la vida, por qué matar a un hombre que sueña con la palabra y hace de ella su vocación. No queda otra que creer en el hombre, aunque puede causar todo el horror, aún existen algunos que dan su vida para crear nuevos mundos, que ofrendan su vida a través de la palabra, que con el lenguaje puede dar una luz, iluminar un camino, ajeno al ruido de las balas.

En mi memoria persiste ese regalo de Pedro Cuadro Herrera, palabras para hacer de la escritura un oficio, entregar una pasión por la palabra y hacer de esa materia cotidiana y amorfa, como es el lenguaje, un objeto bello llamado poesía.